Autora: Claudia Tuesta
No son solo vigilantes del bosque, son educadores, intérpretes ambientales, combatientes de incendios forestales, rescatistas, investigadores y aliados de las comunidades locales.
Cada 6 de diciembre, el Perú celebra a las y los guardaparques: personas que, con una mezcla de vocación, resistencia y profundo amor por la naturaleza, protegen el patrimonio natural del Perú. Son casi 800 hombres y mujeres que custodian 78 áreas naturales protegidas bajo la administración del Sernanp, y cuyo trabajo ha permitido que el 96% de estos territorios se mantenga en buen estado de conservación, un logro que habla por sí mismo.
Su labor se desarrolla en más de 297 puestos de vigilancia, refugios, centros de interpretación y puestos fronterizos, en condiciones climáticas extremas y en ecosistemas tan diversos como desafiantes.
Las y los guardaparques recorren cada día desde los manglares de Tumbes hasta los bosques amazónicos y las cumbres andinas; navegan ríos, monitorean especies, controlan incendios y, en muchas ocasiones, arriesgan su vida frente a actividades ilegales.
Gracias a ellos, nuestras áreas naturales protegidas —que representan el 25% del territorio nacional— siguen siendo fuente de biodiversidad, agua, aire limpio y oportunidades de desarrollo sostenible.
Guardianes, crónicas de guardaparques en el Perú
Este 2025, el Sernanp y el Grupo Viajeros decidieron rendir homenaje a estos hombres y mujeres a través del libro “Guardianes, crónicas de guardaparques en el Perú”. La publicación reúne más de 40 relatos recogidos directamente en los puestos de vigilancia, después de un año acompañando a quienes hacen de la conservación no solo un trabajo, sino una forma de vida. Los testimonios incluidos en el libro muestran no solo la exigencia del trabajo, sino también el orgullo y la convicción de quienes lo ejercen:
- Sarita Cuipal Álvarez, guardaparque del Bosque de Protección Alto Mayo (San Martín, Loreto y Amazonas), destaca el rol transformador de las mujeres: “Ser mujer guardaparque es complicado, sí. Pero tenemos fortaleza y corazón. Aportamos algo distinto. Hacemos una dupla única con nuestros compañeros”.
- Roger Orlando Alvarado, guardaparque de la Reserva Nacional Alpahuayo-Mishana (Loreto), recuerda por qué su labor importa: “La conservación de esta área es lo que asegura el agua potable para medio millón de habitantes en Iquitos. Somos parte directa del bienestar de nuestra propia ciudad”.
- Pilar Mónica León, guardaparque en la Reserva Nacional Tambopata (Madre de Dios), persigue un sueño que nació entre revistas y clases de turismo: “Estar en Tambopata es un sueño hecho realidad. Desde estudiante soñaba con conocer las colpas. Hoy trabajo protegiéndolas. Ser guardaparque es un orgullo que llevaré toda mi vida”.
Un cuerpo que crece y se fortalece
El número de guardaparques del Sernanp creció 400% desde 2009 y hoy se complementa con guardaparques comunales y voluntarios en áreas de conservación regional y privada. Más de 200 guardaparques están formados como combatientes de incendios forestales, preparados para responder a emergencias que amenazan la vida silvestre y las comunidades.
Su alianza con más de 4,500 organizaciones locales es un pilar clave para sostener la conservación en el país y para abrir oportunidades a miles de familias que encuentran en el turismo o en el manejo sostenible de recursos un camino de desarrollo.
A ellos y ellas, nuestro reconocimiento
En este Día del Guardaparque Peruano, honremos a quienes resguardan los bosques, las montañas, los ríos y el mar; a quienes conocen cada huella, cada sendero y cada riesgo. Su esfuerzo mantiene vivo el patrimonio natural del Perú y sostiene nuestro futuro colectivo.