Autor: Piero Valenzuela
A finales de noviembre del 2024, Anis Samanez, diseñadora de modas, generó polémica en redes sociales, por sus controversiales declaraciones durante el evento Orígenes 2024, organizado por la Asociación de Moda Sostenible del Perú y realizado en el distrito limeño de Barranco. La diseñadora manifestó su indignación debido a que la comunidad amazónica shipibo-konibo se negó a enseñar sus conocimientos ancestrales textiles sin costo alguno, cuando Anis Samanez tenía planes comerciales con los futuros productos.
La diseñadora Anis Samamez fue acusada por parte de la comunidad shipibo conibo de Apropiación cultural, ya que la diseñadora había ofrecido sus conocimientos en moda y hacer conocida la etnia a nivel internacional; finalmente la comunidad se negó al trato, y los comentarios en el evento Orígenes 2024 generaron más polémica. “Ni les cuento cuanto me querían cobrar” manifestó indignada la diseñadora peruana.
El editor de la revista Vogue México, José Forteza, tuvo declaraciones más duras en contra de la comunidad nativa “Si no fuera por ella (Anís Samamez) que hizo textiles inspirados en su comunidad, la comunidad se seguirán muriendo de hambre” Posteriormente, ambos se disculparon vía redes sociales luego de las múltiples críticas de los cibernautas.

El fin de la diseñadora peruana era comercializar la vestimenta como ropa casual o extravagante, un fin diferente del que los shipibos conibos desean para su comunidad.
Ante esta polémica, es inevitable la pregunta de ¿Qué entendemos por apropiación cultural? Es el uso de elementos de una cultura por parte de otra. El abogado PUCP, Javier La Rosa, manifiesta que la apropiación cultural ocurre cuando una cultura dominante toma elementos de una cultura minoritaria sin consentimiento alguno. “No es solo un tema de derechos de autor, sino una cuestión de respeto y justicia. Estas expresiones culturales no son simples productos; son formas de presentarse al mundo, profundamente conectadas con la identidad y la historia de un pueblo” manifestó.
El Ministerio rechazó las declaraciones de Samanez y Forteza, vía un comunicado; sin embargo, Samamez rechazó dicho comunicado aduciendo que sus declaraciones eran extraídas de un video editado y que ella siempre pagó lo que le dijeron.
Por otra parte, Milca Franco, artista y miembro del colectivo Shipibas Muralistas de Cantagallo, desmintió en vía un comunicado las declaraciones de Samamez: “Ella se acercó al colectivo visitando nuestro taller en Barranco (no en la selva) diciendo que quería aprender de nuestra cultura e inspirarse de nuestros kenés para realizar y lanzar una línea de diseño de modas que iba a tener bastante visibilidad en los medios nacionales e internacionales”, sostuvo la artista.
Franco manifestó que el colectivo acordó el costo de 5000 soles por cada diseño, y no los 5000 dólares mencionados por la diseñadora Samanez.

Este caso pone en debate los límites entre inspiración y apropiación cultural, resaltando la importancia del respeto y la retribución justa a los saberes ancestrales. Más allá de la moda y el comercio, está la dignidad de los pueblos originarios y su derecho a decidir sobre su propio patrimonio cultural.